martes, 22 de noviembre de 2022

A ponerle onda

 


 

Con mis amigos en la vereda… siesta de verano sanjuanina, todos durmiendo menos nosotros.

Tirados sin ganas de hacer nada más que hablar de música , tomar una coca, y seguir hablando y criticando a nuestros compañeros y amigos que no eran como nosotros y que no estaban presentes.(admito haberme divertido mucho “sacando el cuero” a otra gente sólo por diversión, y todavía tengo el talento)

El flaco Meiky ,( que en ese momento estaba presente así que no había nada para criticarle directamente) empezó a quejarse de la monotonía de San Juan. Planteando que siempre estábamos en la misma y que todos los días eran iguales, y que la gente esto y que etc etc, creo que todos nos sumamos en parte a su demanda adolescente.

En ese minuto en el que  compartíamos la mayor empatía y en la que todos aportábamos algo para reclamarle a san juan un poco de “la onda” que nos merecíamos.. se produjo un instante épico.

 

Por la calle, del lado de nuestra vereda, apareció un viejito (unos setenta o más pero notorios).

Descripción del “viejito”:

 zapatos con un poco de plataforma, pantalones Oxford negro con rayas blancas, camisa celeste con la mitad de los botones prendidos, lentes culo de botella , pelo blanco pero voluminoso y propio (Natural, nada de ímplate capilar como De la Sota)

 

Luciéndo esa particular estética y con un caminar despreocupado y  a ritmo alegre (todo el swing cargaba) pasó al frente nuestro por la calle.  Nosotros lo observamos en silencio desde la vereda.

Tardamos en reaccionar, nadie se burló ni rió, por más que lo hubiéramos hecho (típico de adolescentes) los ridículos seguiríamos siendo nosotros.

 

unos eternos segundos después Pablo exclamó:

-qué maestro! Le faltaba un medallón en el pecho y me sentía teletranrportado al Bronx de Nueva York, seguro que le gusta James Brown!”

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