miércoles, 9 de octubre de 2013

Sexto Sentido... al cesto.

 Alguna vez en  mi vida tuve contacto con gente que tiene capacidades extrasensoriales para ver el aura de las personas… y también para curar el espíritu y ayudarte así a liberarte de las tentaciones e impurezas que te rodean en el mundo material.

Alcira era la señora iluminada con este tipo de don, una mujer muy pequeña de contextura física y de muy avanzada edad… pero sin mostrar ninguna característica en los movimientos  ni en el modo de hablar y ni si quiera portaba  canas ni nada que la pudiera definir como anciana. (Arrugas sí)

Ahí estaba yo, en esa vivienda muy humilde de Albardón (San Juan). Una mesa bien cuadrada, muebles sin ningún adorno… todo austero. Paredes de adobe coloreadas de celeste… y  por ahí, entre esos muebles sencillísimos, alguna estampita de alguna virgen que ni recuerdo de qué virgen habrá sido la imagen… (soy pésimo para recordar nombres… alguna “María” habrá sido)

Me encontraba ahí porque me iban a “limpiar el aura”… Alcira tomaba mates dulces, yo también… Igual yo había asistido en ayunas para qué ella pudiera hacer bien ese trabajo espiritual. Yo no creía mucho en esas cosas pero
Alcira era muy agradable y al charlar con ella me sentía bien y con posibilidades de ser mejor persona (en ese rato).

Un par de mates de ronda y me hizo poner de pie, derecho y relajado… yo con 13 o 14 años ya le llevaba dos cabezas fácil.  (Algo había dicho en broma de que no hacía falta tener tanta corporeidad material para cargar un buen espíritu o por lo menos yo entendí algo así y me sentí aludido… igual no opiné.)

Una vez en esa postura, y como si sus manos fueran un scanner, Alcira las pasaba por mi “aura” (sin tocarme, a 15 cm aprox de la superficie de mi cuerpo), desde arriba de mi cabeza hacia los costados y para abajo… lo hizo una vez… dos.. y a la tercera.. yo casi a modo de juego pensé:

-:“Esta vieja me está quitando información”

Fue impresionante como se sobresaltó Alcira, retirándose hacia atrás y preguntándome con un tono muy imperativo, totalmente diferente a toda la paz que me había transmitido anteriormente:

-:“EN QUÉ ESTÁS PENSANDO!!”

Dudé un poco pero haciéndome el desentendido le respondí:

-:“Nnn.. No... en nada,  en nada.”

Entonces se tranquilizó y siguió con su limpieza “aureal”. (No me habrá quedado blanca Ariel® … pero para un púber pre adolescente seguro la dejó de lujo.)


Con los años, si bien respeto esos fenómenos metafísicos, he ido convirtiéndome en un fiel creyente de  mis capacidades y limitaciones como ser terrestre y mundano. (Aunque si el baño queda pasando un pasillo oscuro…. al pasillo lo atravieso a paso veloz)


“Y así fue que desperté en mi mundo, siendo lo que soy, y no voy a parar ni un segundo porque mi destino es hoy.” (Violetta)

miércoles, 2 de octubre de 2013

La verdadera Dueña


1987… después de tantos cambios de domicilio, entre departamentos y casas de barrio… por primera vez vivíamos en casa propia… bueno… casa propia es una forma de decir… porque la verdadera dueña del territorio era la Susana Giménez, una gata negra gigante (para  mí era gigante) y de muy pocas pulgas.

Ya había demostrado su dominio territorial la primer noche que dormimos ahí. Cuando mi papá hacía el asado inagural en el patio (parrilla sobre el piso de tierra)… al primer descuido la descubrimos arrastrando una tira de chorizos completa (los llevaba arrastrando en etapas para no quemarse tanto)
Otro momento donde demostró su autoridad fue este.

Mi hermano jugando con los autitos a las carreras de fórmula uno en el mismo patio… gritaba haciendo el sonido de los autos (bastante pica-pica sesos)

-:“Bruaaaaaaaaammmm   (cambio de marcha)         Broooooooom          (otra marcha (Bruaaaaaaaaaaammmmmm)”

Así estaba en esa carrera tan ruidosa y sin sentido en la que seguramente ganaría su auto preferido hasta que se escuchó este sonido.

-"Jhhhhhhhhhhhh!"

Al instante mi hermano llorando a los gritos, mi mamá corriendo para ver qué le pasaba y al darse cuenta llevarlo a limpiarse la herida con meteolate o algo así.
Todo eso mientras la gata volvía muy tranquila a recostarse donde estaba reposando previamente al hecho consumado.


Ese día Susana Giménez me cayó bien… no tanto otras veces en las que la ligué yo.

Fair Play (En el día Internacional de la No Violencia)

Nos habían regalado un juego de ping pong marca Luisito®. En la caja venían la red, las paletas y un par de pelotas… todo marca Luisito®.

La mesa que utilizábamos para jugar no era marca Lusito®. Era una mesa sobreviviente al terremoto que sacudió San Juan en 1944. Ovalada y llena de pocitos e imperfecciones, supongo que la gran mayoría producto de escombros y pedazos de techo que le habrán caído en aquel suceso… (y a lo mejor algún que otro agujero de compás realizado por mí  más recientemente… no mucho más que eso)

Bueno… digamos que era una adaptación extraña para desempeñar la práctica del  ping pong… y yo venía de mala racha.  A mi modo de ver, mi hermano o cualquier rival siempre se veía favorecido por esos relieves, aumentando mi bronca a medida que la “caprichosa” rebotaba a su antojo en cualquier dirección ajena a la esperada por mí. (“caprichosa” = pelota, según Quique Wolf)

Así venía yo, con resultados negativos…  no sacábamos porcentaje del descenso… pero sentía que si no ganaba ese partido me iría a la “B”…

Al principio lo dominé, luego se emparejó y en los últimos puntos volvió el fantasma de la “mala suerte”. Luego de la respuesta airosa a un remate ofensivo de mi parte, la pelota en mi sector apenas rozó el borde (también redondeado) de la mesa logrando esquivar el paletazo y reposando cerca del lavadero…. 17 a 21 abajo.

Ante la impotencia contenida de haber perdido “injustamente” le arrojé la paleta Luisito® a mi hermano ubicado en campo enemigo y acerté. Él , copiando la acción (típica de hermano menor), replicó lo mismo. Yo, al encontrar un motivo (Sentí un espíritu justiciero similar al que le imagino a E.E.U.U. cuando ataca países corruptos e irrespetuosos de la paz mundial y los derechos humanos)… fui a su encuentro.

Mi hermano intentó escapar pero no pudo, lo acorralé cerca de la cocina… y midiendo la distancia con el brazo izquierdo le encajé un derechazo en la mandíbula que todavía recuerdo en secuencias y cámara lenta. Dio un giro y se tomó la boca, inmediatamente sangre y un diente (por suerte para él, no era un diente definitivo) y seguido a esto… el típico llanto exagerado del hermano menor que todos conocemos.

El típico grito llorón sonó previsiblemente como una  sirena de alarma que anticipó el sonido más temido por mí.

Los talonazos de mi papá.

Seguramente mi padre no estaría dispuesto a dialogar racionalmente… ni tampoco me permitiría un minuto de pausa para calmar las cosas y explicarle lo injusto del resultado… y de cómo mi hermano había respondido también tan violentamente arrojándome la paleta Luisito® atentando contra mi integridad… Para luego, RECIÉN AHÍ SÍ, ver qué tipo de penitencia se me podía llegar a aplicar…

Advirtiendo ese clima poco amigable y hostil decidí  correr al máximo de lo que daban mis pies en dirección contraria al sonido de los talonazos que anticipaban la aproximación del peligro… destino, el patio.

El patio era un escape a una “libertad relativa”. Había sol… césped, plantas, todo muy lindo… pero todo cercado por paredes… paredes y un portón…

“¡El portón!”

En ese instante de lúcida brillantez recordé que ya había probado pasar por entre sus rejas… (Alguien me había dicho que si la cabeza pasaba por un lugar, el cuerpo también… y esas rejas tenían la distancia exacta.. por lo menos un par de semanas atrás la tenían)

Ya había sentido el sonido de la puerta mosquitera que daba al patio... y que hacía unos segundos yo también había abierto desesperadamente. Sabiendo eso… seguí corriendo hasta llegar al portón donde di una media vuelta veloz asegurándome ver de  reojo la proximidad del peligro… así era… mi padre habrá estado a unos pocos metros. Reaccioné sin dudar y traspacé  las rejas… con lo justo… se me rasparon las orejas… pero encontré la libertad verdadera y eterna de la calle…

"¿Libertad verdadera y eterna?"

Mi papá me miró un instante cara a cara… pero yo del otro lado (jeje)… y enseguida se dispuso a buscarme… abriendo la puerta mosquitera… sonido de la puerta que se cerró…. (yo calculando los tiempos)… sonido de la puerta de la casa que daba a la calle que se abrió… sonido de la puerta del enrejado de adelante que se abría (no sé como se llama)… y ahí sí… el momento exacto de traspasar las rejas nuevamente hacia el patio… el patio de la otra libertad alternativa.

Mi padre y yo nuevamente cara a cara, las rejas del portón permitiendo ese encuentro visual pero evitando el contacto, que seguramente no sería lo mejor para mí. 

Él, psíquicamente desequilibrado y alterado.  En contraste a mi ser, inmutable  transmitiendo frialdad lógica y paz interior paciente, a la  espera de que el ambiente se enfríe para entablar un diálogo normal de padre e hijo dispuesto a aceptar su imputabilidad, eso seguro.

Mi padre desapareció.

Otra vez sonido de la puerta del enrejado que no sé como se llama… sonido de la puerta de la casa… sonido de la puerta que da al patio. PADRE A LA VISTA. Momento de aplicar la misma acción evasiva hacia la otra libertad, la libertad alternativa, la calle.

Ahí se quedó mi papá mirándome. Su último intento, ya de resignación, fue el gesto típico de la mano intimidante como diciendo: “ya vas a ver cuando te agarre”…

Pero todo quedó ahí… un rato después yo regresaría y recibiría un plan de penitencia aceptable (y dentro de todo bastante justo) como para ser aceptado y cumplido por cualquier hijo reo universal.







En mercado libre todavía suelen aparecer avisos del juego de tenis de mesa marca "Luisito®"
En mercado libre todavía suelen aparecer avisos del juego de tenis de mesa marca "Luisito®"
Gesto parecido al realizado por mi padre aunque el de mi padre fue menos misericordioso.
Gesto parecido al realizado por mi padre aunque el de mi padre fue menos misericordioso.

Momentos en Villa María (fines de 1997)

Volvía a mi departamento , después  de  un partido de fútbol 5 y de tomar una coca en casa de amigos con los que había jugado.

Iba con pinta de futbolero, es verdad:   rapado, medias de fútbol  tres cuartos  caídas un poco más arriba de los talones… y mi infaltable camiseta de Nigeria campeón olímpico 1996 (Esa es otra historia, la de la camiseta… otro día la escribo)

Así con esa facha, e impregnado de  transpiración seca pegoteándose entre la piel y la ropa(calzoncillo incluído), caminaba cargando mi cuerpo casi arrastrando los pies. 

Era cerca de media noche, y ya  pasando lo que era “La Caleta”….  sabía que luego de la Terminal… me quedarían unas pocas cuadras para llegar al departamento. En el trayecto iba planeando si al llegar me daría una ducha o no... para luego acostarme a dormir.

Debatiendo ese pensamiento interno básico…  siento un chiflido del otro lado del bulevar.  

Giro un cuarto hacia la derecha y me quedo ahí mirando.

Al frente… un vagabundo. De apariencia probablemente más vieja de lo que era: barba grisácea y sucia, gorro caído, sobretodo (en diciembre! los vagabundos son atérmicos) con un par de bolsas colgando por sobre uno de sus hombros… y no recuerdo bien si lo acompañaban perros pero digamos que sí (Queda bien un vagabundo acompañado por perros relatando una descripción, sea cierto o no)

El tipo , al darse cuenta  de que lo escuché y le presté atención,  hizo un gesto como de tomar carrera y tirar un pase largo de balón imaginario.  

Yo, viendo esa acción, seguí con la vista el  balón invisible y lo paré de pecho para “matarlo” luego con mi pié derecho, pisándolo a lo Riquelme y  demostrando  mi buen dominio del esférico (imaginario).

Con balón al piso y sin tomar carrera, le devolví un pase impecable, precisión de billar. 

El vagabundo la recibió durmiéndola con el pie derecho, hizo un par de jueguitos (bastante ágil a pesar de su edad, las bolsas y el sobretodo) y me la pasó de nuevo… 

A mi turno , el mismo gesto técnico. (no se me ocurrió otro) la amortigüé de pecho, luego hombro derecho, cabeza y  para definir… le pegué de volea hacia arriba  a cualquier lado, señalando con el brazo la dirección de la pelota virutal que se iba bien lejos. 

El hombre miró la trayectoria y luego volvió la vista hacia mí como para ver qué seguía.

...

Lo saludé, él me saludó...  y seguí  caminando. 

(si el mendigo hubiera corrido a buscar la pelota a lo mejor seguía un rato más, pero se lo veía medio vago y con pocas ganas de correr, y  yo estaba cansado también)

Espero no haberle perdido el fútbol, no sé si tendría recursos económicos como para conseguir otro así nuevo.

La caja fuerte indigente (uno de mis mejores inventos, si no el mejor)

Uno de mis mejores inventos, si no el mejor, fue “La caja fuerte indigente” (hoy se me ocurre bautizarla así. Antes era  “la caja fuerte” a solas… no conocía la palabra “indigente”)

Descripción del  invento, estructura:


Físicamente se podría comparar con un paquete de yerba de medio quilo… a lo mejor un poco más chica… sí, un poco más chica pero más o menos… no mucho más chica que un paquete de yerba de medio quilo.  

Construí esa caja prismática utilizando siete pedazos de madera,  a puro martillazo de clavos quedó una sólida caja desprolija de seis caras…  y no quiero marear en la explicación (tal vez tenga que dibujar)…  o sea… a ver… eran siete maderas porque en uno de los lados largos, se tuvo que dividir en dos.

¿Para qué?

Para poder hacer una puerta en la mitad inferior, y una botonera numerada del uno al nueve en la de arriba.

En lo que refiere a la puerta de acceso… fue muy fácil de hacer, porque con dos clavitos clavados a una misma distancia se buscó cumplir la función de bisagra o eje , lográndose un movimiento satisfactorio generando una apertura desde arriba a modo de “horno de cocina”. Ahí se guardaría lo que se quería resguardar a seguridad extrema.

En la mitad superior de ese lado diseñé la botonera (que no eran más que nueve clavitos atravesando la madera), quedando la cabeza del clavo en la parte exterior del prisma, y las puntas pinchudas solamente visibles en el interior antes de terminar la construcción total… (estoy revisando los párrafos porque no sé si se entiende. Ya sé que me explico bien, pero quiero que se entienda)

Ahora viene el sistema de funcionamiento secreto:

Dentro de la caja, a la altura de la botonera, se encontraban dos motorcitos (Que alguna vez cumplieron la función de divertirme haciendo andar unos trencitos eléctricos, hasta que los trencitos se rompieron o  me aburrieron y tuve que desarmarlos.)

A los motorcitos les encajé unos ejes  doblados como gancho, trabando unos clavos doblados (también a modo de gancho) ubicados en la parte superior de la puerta. (los ejes eran de algún autito que también ya se había roto o me había aburrido)

El secreto era que los motorcitos se conectaban con un par de  cables cada uno,  entre estos (los motores) y las puntas no visibles de cuatro de los nueve clavos que formaban la botonera. Es decir, desde afuera, y sabiendo cuales eran los clavos correctos… sólo había que hacer contacto con unos cables electrificados  de un transformador de nueve volts… y la caja se abría o se cerraba en dos etapas.

(No voy a hacer el dibujo del esquema, más clara la descripción, imposible)


Tiempos de gloria.



Hasta ahí todo excelente, la caja era un éxito. Nadie podía abrirla salvo que yo les dijera la combinación de clavos correcta.

Venían mis amigos y pasaban un rato tratando de decifrar cuáles eran los números (clavos) correctos.
Mi hermano y sus amigos también pasaban por ese desafío y reconocían la seguridad que propiciaba el sistema.

Amigos de mis padres también (Recuerdo al “Pato” viendo la cajita como si fuera el “cubo mágico” y diciendo… “fahh, qué cabeza! Sos todo un inventor!” … y yo haciéndome el humilde le explicaba cómo la había construido y como señal de buena onda y superioridad , le pasé la clave para que viera los 5 pesos guardados en su interior , mis ahorros).


El final.



El sistema era buenísimo, pero siempre existe el azar… y gente que tiene algo así como un sexto sentido para encontrarse con el éxito, frustrando todo el esfuerzo y demanda intelectual que me llevó inventar la caja fuerte indigente.

Una noche de finde, probablemente un sábado, “los chachos” vendrían a comer un asado a casa. Éramos vecinos de dos cuadras y amigos de mucho tiempo. (Los “chachos” ;durante una etapa de mi vida,  entre mis tres y cuatro años de vida; fueron mi familia adoptiva, tengo recuerdos tipos “flashes” muy lindos pero no voy a describir ninguno porque lo que importa en este texto es mi invento)

Por supuesto que yo mostré orgulloso mi flamante invento. Jorge y María Elena (los chachos grandes) ya habían intentado abrir la caja y no lo había logrado y hasta creo que Jorge me había desafiado alguna apuesta por lo que era doble triunfo para mí.

Venía todo muy bien hasta que apareció la chacha chica  con Osvaldo, el novio. Jorge le muestró mi invento y la desafió a practicar  la apuesta…

Yo confiado acepté.

Oslvaldo se encontraba observando y comentaba lo interesante que estaba el invento.
No duró mucho el comentario y las congratulaciones… cinco segundos después escuché a la chacha decir:

-:”Listo ahí se abríó, ¡Gané yo! ¿Qué me gané? Ah! Estos cinco pesos son míos!” (los cinco pesos de la caja)

Creo que debe haber visto mi cara, y la cara de su padre y tal vez por eso se ubicó un poco… y bajó los humos triunfales.

-:“No  mentira, ahí los guardo… lo adiviné de suerte pero qué bien pensado que está!, te felicito!”

Sí , claro.. esas palabras de consuelo no cambiaron nada, ni si quiera que no me hubiera “robado” los cinco pesos…




..........

Hasta que se me pasó la mufa la desheredé como la hermana adoptiva mayor que alguna vez fue.









LA CHACHA TORTURÁNDOME. ( la misma que descifraría la doble combinación de la caja fuerte indigente poco más de una década después)
LA CHACHA TORTURÁNDOME. ( la misma que descifraría la doble combinación de la caja fuerte indigente poco más de una década después)

Perdidos en Ullum (El día que rescaté a mis amigos y a mí)

Hacía bastante que no viajaba a San Juan… pero ese enero de principios del 2000(2001?)… viajé para pasar unos días en la provincia donde nací y viví muchos años.

A horas de reencontrarme con mis amigos, que estaban en actitud ultra–deportista , me invitaron a hacer un tour ciclista hacia el dique de Ullum y de ahí meternos entre las dunas de arcilla para recorrer los circuitos de mountain- bike.

Por supuesto que me anoté y salimos con ese destino en el horario de plena siesta veraniega  sanjuanina , (un domingo peronista, ni una sola nube).

Ellos estaban bien equipados, no a nivel de usar casquito y calza.. pero las bicis venían correctamente tuneadas.  A mí me dejaron una medio pelo que safaba… y me banqué bastante bien esos veinte kilómetros desde nuestro barrio hasta UllÚm. (en otras épocas de juventud lo hacíamos siempre)

Ya en esa zona más inhóspita, abandonamos la ruta asfaltada para meternos entre las dunas que nombré antes (montañitas rojizas de arcilla y cactus)

Y así anduvimos bastante tiempo, siguiendo las huellas marcadas que formaban el circuito o a veces, aventurándonos a descubrir nuevos caminos que no habían sido recorridos…

Obviamente yo estaba confiadísimo de mis amigos , a los que, por lo menos estéticamente y en actitud… me causaban una impresión dedeportistas serios, experimentados y conocedores del lugar.
Resultó ser que en un momento no vimos más huellas marcadas por ruedas de otras bicis o de moto cross… resultó ser que ya llevábamos como tres horas dando vueltas , y resultó ser que yo ya me estaba cansando y reclamé regresar.

Mis amigos me cargaron un poco pero dieron el ok(creo que también estaban cansados) y continuaron pedaleando decididamente a modo de guías… como si tuvieran un mapa en la cabeza (probablemente por lo que deduje después,  mapa de otro lugar imaginario).

Atardecía... y la tan esperada calle salvadora con el cartel "San Juan capital 20km"  no aparecía.

Preocupadamente escuché lo que temía(temíamos) escuchar… Pablo o Rodrigo o Guille dijo:

-“Che, la verdad que no sé donde mierda estamos”…

¿Ajá?

De ahí en más no vi a ninguno tratando de ponerse el equipo al hombro y guiárnos… 

Los cuatro estáticos… nos quedamos mirando el paisaje sin hablar….

Pero las mentes brillantes sólo necesitan un instante y el momento justo para que , por ejemplo, aparezca un pensamiento místico resonando dentro del cráneo.

  Algo así como una voz de Jim Morrison hablándole a Wayne (Wayne’s world 2)… se escuchó en mimente. Y yo compartí esa  iluminación, emitiendo las siguientes palabras salidas de propia voz, y entonada perfectamente en la frecuencia mística sentida interiormente.

-:"SIGAMOS AL SOL":- *

A los veinte minutos ya veíamos el lago del dique….con el Sol volviéndose anaranjado y escondiéndose detrás de la cordillera…

Haciendo una imagen general, me veo a mí y a mis amigos pedaleando juntos, como si fuéramos los cuatro jinetes del apocalipsis pero sobre bicicletas y desesperados por llegar a la ruta y volver a nuestros hogares.

Bueno… el estado climatológico y geográfico no dio como para que fuera una aventura dramática y de rescate tipo película “Viven!”.Pero dentro de nuestra situación vivida…Me parece una aventura relatable digna de un texto como este. Donde me enorgullece haber  recordando la frase mística y salvadora. Y ahora que lo pienso, fui algo así como un visionario del GPS. (Sí, claro. Seguro que alguno pensará que era una estupidez obvia eso de orientarse por el sol… yo le digo: hay que estar en esa situación.. y además a mí se me ocurrió primero que todos los que estábamos en riesgo, fin de la cita)




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* José Azocar, frase emitida en enero, entre 2000-2002. Todos los derechos reservados ® (Igual autorizo a que la reproduzcan en caso de ser muy necesario)
Un atardecer como el que visualicé yo (El mismo dique y el mismo sol)
Un atardecer como el que visualicé yo (El mismo dique y el mismo sol)
Competencia típica de Mountain Bike, gentileza Diario de Cuyo
Competencia típica de Mountain Bike, gentileza Diario de Cuyo

Jugada polémica en basket-tenis (1992)

Mi papá nos enseño a doblar los fierros de construcción haciendo palanca,  y con eso diseñamos un aro de basket tamaño reducido para jugar baloncesto pero con pelota de tenis. Fue furor, El basket-tenis se propagó en varios patios del barrio y de nuestros amigos y compañeros de curso. Era muy fácil  colgarlos en la pared y hasta incluso se iban perfeccionando, al punto de crear variados  sistemas de aro flexible (con cámara de bici o resortes) y tablero de acrílico. (en mi patio no llegamos al tablero de acrílico.)

Mi hermano, que ya era un experimentado y hábil jugador de club, se destacaba entre las principales voces a la hora de ir modificando y adaptando el reglamento , trasladando las normas del  basket convencional a este nuevo deporte portátil instalable en cualquier espacio pequeño de patio. (también colgamos un aro en la pieza ahora que recuerdo, en el tablero figuraba impreso el quinteto titular del  dream team  NBA: Magic Johnson, Charles Barkley, Michael Jordan, Carl Malone y Patrick Ewing… no voy a revisar en internet si escribí bien los nombres, estoy segurísimo de mi memoria… puede que en lugar de Charles Barkley estuviera Clyde Drexler… igual todos son parecidos)

Voy a contar la jugada que practiqué en uno de esos partidos uno contra uno contra Santiago (mi hermano) , en el que el claro dominador era él, aprovechando su velocidad y superioridad técnica… haciéndole frente a mi capacidad de jugar al límite del reglamento (y un poco más)… tratando de imponer mi altura y kgms  de ventaja. (mi hermano en 1992 era lo más parecido a un marciano de los Mars Attack)

Cuando él atacaba…. pasaba como quería,  por derecha, por izquierda… o si no tiraba de tres puntos confiando en su alta efectividad…. Luego, a mi turno en posición de ataque… mi objetivo era ganar espacio a puro caderazo y  posición con el hombro… tratando de llegar lo más cercano al aro y encestar…. (reconozco que mi juego era poco vistoso pero lo entendía como la única  manera de aumentar mis posibilidades de anotación, así lo había estudiado estadísticamente)

Sobre el final del partido, en el resultado yo venía abajo 8 a 9… (era a 10). Santiago estaba en ataque y ya me había cobrado varias faltas. No quedaba   otra que  jugar lo más limpio posible… concentradísimo… con piernas flexionadas para tener más reacción. Aun así  vi como él encaró y se inclinó para la izquierda (hasta ahí yo siguiéndolo)… sopresivamente dio un giro demasiado rápido a la derecha anulando lo que mis reflejos podían responder... y ahí quedé  estático viendo como me pasaba…

En ese mini segundo lo seguí girando, haciendo un paso largo… y viendo que no podía llegar a bloquear la pelota extendí mi brazo a modo de “saludo hitleriano”.  Con la mano sobre su cabeza a la espera del salto que intentaría realizar para aproximarse al aro y tratar de convertir, seguramente con alguna definición lujosa, el tanto ganador.

Pero no fue así.

Al frenar su cabeza con la palma de mi mano el cuello se le dobló  como lo que pongo entre comillas: “>” y terminó impactando sentado en el piso.

Resultado del partido:

suspendido por incidentes.


Yo corriendo por todo el patio y mi hermano detrás a pura puteada y escupitajo.




pd: la jugada fue muy peligrosa y antisemita, no la volvería a hacer (Y nadie la debe repetir por más efectiva que pueda llegar a parecer)

pd2: No lo podría asegurar, pero creo que mi expresión facial , al momento de realizar la jugada, fue similar a la de Adolf saludando (ver primer foto)

Ver expresión en el rostro
Ver expresión en el rostro
Dream Team que jugó en Barcelona
Dream Team que jugó en Barcelona
representación gráfica de la jugada hecha por mi hermano varios años después (a modo de catarsis?)
representación gráfica de la jugada hecha por mi hermano varios años después (a modo de catarsis?)
Marcianos de Mars Attack
Marcianos de Mars Attack
Casi no lo vi jugar (porque no tenía cable) pero  Bill Laimbeer era mi inspirador en el estilo de juego.
Casi no lo vi jugar (porque no tenía cable) pero Bill Laimbeer era mi inspirador en el estilo de juego.

Domingo soleado y con nubes (no tan peronista)

"Consenso frustrado"

Aprendí a andar en bici sin las rueditas chicas  el mismo año en el que la democracia comenzaba nuevamente, 1983.

Alfonsín ya había dado su primer discurso como presidente y en el barrio todavía quedaban afiches de él (Con las letras U.C.R., para mí eran letras)  y de Lúder como candidato del peronismo.

Haciendo uso de mi nueva habilidad, salía feliz de la vida a pedalear y dar vueltas y vueltas por la manzana (no me dejaban salir a la calle me habían ordenado que fuera despacio y atento a los autos que podían salir del garage) .

En uno de esos días de flamante democracia me encontré en la esquina con un grupo de chicos más grandes que yo. (como 10 años tenían y me parecían gigantes)

Yo sabía que eran radicales (bueno... Los padres lo eran) y yo era peronista (bue... mis padres lo eran y lo son todavía)…  por lo que cuando pasé, supongo que para probocarlos, se me ocurrió frenar un segundo (todavía no me animaba a soltar las manos del manubrio) hacerles  la "V" con los dedos (saludo peronista) y seguir para completar la vuelta a la manzana.

En la segunda vuelta  ya iba totalmente resuleto hacerles el mismo saludo, pero no me dejaron pasar:

- "No, vos sos peronista, no podés pasar por acá" - me dijo el más grande  (recuerdo que tenía en las manos un rulero con el globo para tirar pelotitas de paraíso)

Protesté un poco pero no me dejaron pasar. Tuve que regresar sin completar la vuelta, y cómo no estaban mis padres para acusarlos , le conté a mi tía lely... Y mi tía, al instante, sugirió una genial solución:

- "Mirá josé., haceles esto"-  juntó sus brazos hacia un costado agarrándose las manos (igual que la imagen de campaña de Alfonsín) pero  haciendo  la “V” peronista con la mano derecha asomándose.


Enseguida me monté sobre la bici y salí  entusiasmado y con actitud positiva, preparado para mostrarle a esos "radicales kids" lo nuevo que había aprendido.

Llegué al mismo lugar donde se encontraban y les mostré el gesto mediador, con la idea de que ahora sí me dejarían pasar y completar la vuelta.


-:"¿Y eso?"- preguntó el del rulero

les expliqué:


- "Miren, soy radical y peronista"


- "No me importa, vos sos peronista, no podés pasar"


Volví a mi casa frustrado y creo que hasta llorando, pero después la tía lely me compró un helado y se me pasó la bronca y la sensación de impotencia.


José

P
V

pd: también sabía cantar la marchita de memmoria (ahora sólo recuerdo el estribillo). La marcha peronista estaba incluída dentro de mi repertorio de hits donde también figuraba "0303456" de rafaela carrá y algunas canciones de los parchis y de las primas.



yo y mi bici antes de aprender a andar sin rueditas chicas
yo y mi bici antes de aprender a andar sin rueditas chicas
Alfonsín saludando a lo Alfonsín
Alfonsín saludando a lo Alfonsín
Lúder (el loser)
Lúder (el loser)
Esta calco siempre me gustó, y me gustó descubrir por mi cuenta que podía ser República Argentina o Raúl Alfonsín por igual.
Esta calco siempre me gustó, y me gustó descubrir por mi cuenta que podía ser República Argentina o Raúl Alfonsín por igual.

El estudiante adicto

En mi época (los 90) todavía no estaban de moda los energizantes, por lo menos yo no conocía el speed ni el red bull ni esas cosas.

Pero sí había escuchado relatos de mis compañeros sobre lo estimulante que era la “aspirina con coca” (coca cola). Y ni hablar de la “cafi con coca”. Recuerdo la cara de uno de mis compañeros emocionadísimo contando como, en una fiesta de quince, después de tomar esa combinación, se había peleado con "unos negros" y no lo podían frenar... bue... en ese momento le creí y todos creímos su hazaña, y más pensando que estaba en esa situación, bajo los efectos poderosos del estimulante. Finalmente nos aconsejó que tuvieramos cuidado y que no nos pasáramos.

Yo no dije nada (como la mayoría de las veces) pero me guardé el dato, y pensé que en algún momento haría eso de meterle una aspirina a mi bebida preferida de aquel tiempo.

Una noche me había dispuesto a pasar de largo porque al otro día tenía prueba de Biología. (Biología era una materia jodida y difícil para mí, más considerando que había equivocado la elección de la orientación al meterme al Químico Biológico)…
Bueno, esa materia me costaba.. ya venía llevándome algunos objetivos y yo seguía porfiado con el método de estudiar solamente la noche anterior y largar todo de memoria así como me había quedado , más la ayuda de algún que otro machete escrito en el banco con lápiz (para eso solía ir un poco más temprano aprovechando que estaba despierto y que se podía estar en la escuela un rato antes  de que izaran la bandera.

Eran las cuatro de la madrugada; y yo ahí, solo; con las fotocopias del cuaderno de mi mejor amiga y compañera Gaby. (La letra más prolija, superlejible y copiable a distancia… incluso banco de por medio… y no estoy exagerando)

Bueno, ahí estaba yo, tratando de leer esas hojas sueltas, más un termo con agua tibia y un mate lavado al que no le había cambiado la yerba desde que estaba tomando.

En eso… empiezo a sentir sueño… o a lo mejor me justifiqué pensar que tenía sueño para hacer “el experimento”. Ya había abierto  la heladera y ya sabía que tenía disponible una coca de litro, envase de vidrio (una exquisitez.. por más que no tuviera mucho gas). Y en una canasta (que alguna vez fue mi canasta de jardín) donde se guardaban papelitos y algunos medicamentos…¡una tableta de aspirinas bayer®!

Saqué la coca con cuidado, sin hacer ruido porque el único despierto en la casa era yo, me serví en un vaso de vidrio… desenvolví con cuidado una aspirina y la ingerí bien rápido con un solo trago de coca para llevarme el vaso a la mesa y seguir leyendo con más energía.

Apenas me senté se sintieron retumbes en el piso que ya conocía, no era ningún temblor… eran los talonazos de mi mamá que se acercaba peligrosamente.

Ahí apareció la imagen pálida de mi mamá en camisón, con la frente arrugada y ojos entrecerrados preguntando ,y afirmando a la vez, enojada:

-:”José, ¡¿estás tomando aspirina con coc..?!

-:”NO!” (respondí antes de que terminara la pregunta , segurísimo de mi mismo pero mirando un punto fijo en la pared y sin mover un pelo.)

-:”Qué adicto que sos!... vos solo te estás haciendo daño!”

Y volvió a dormir diciendo en el trayecto más cosas quejándose por mi incipiente futura posible  adicción que no prosperó.

Terminé el vaso… me tomé uno más.. y treinta minutos después me fui a dormir porque no aguantaba más del sueño…

tres horas después de drogarme, me desperté con la ayuda de mi papá sacudiéndome y diciendo que me levantara y me preparara para desayunar e ir a la escuela.
Me costó activar (¿Efecto colateral?)… pero fui… y en la prueba de Biología me fue malísimamente mal y en las que siguieron de la misma materia también… Fue la materia que más me llevé en la secundaria hasta que sacrifiqué una plata  para hacerme preparar con una profe particular.

(plata obsequiada por mi nona para que comprara lo que quisiera… unos doscientos pesos… era muchísimo, todavía me duele.)




Moraleja: las propagandas del Dr  Miroli y Fleco tenían poca llegada (logicamente)