miércoles, 2 de octubre de 2013

El mini Joseph Mengele

Así es… una vez intenté mejorar la especie de los oniscídeos (conocidos vulgarmente ((como los conocía yo hasta hace unos segundos)) como  “Bicho Bolita”)

Con los rasti construía unos laberintos, no muy complejos, y una vez terminados los laberintos salía al patio a levantar los ladrillos con el objetivo de reclutar ejemplares de oniscídeos que serían empleados en la misión de encontrar la salida de esas tramposas estructuras,  entre tantos sectores y pasillos de plástico. (Deben haber sido dos o tres pasillitos y un salón grande.. y de los pasillos… uno solo que los llevaba a la “libertad”)

Un día, se me ocurrió discriminarlos de acuerdo a su capacidad para encontrar la salida, con la idea de que mejoraría su especie y en un futuro serían bichos bolitas más inteligentes.

Aplicando el mismo método anteriormente mencionado, les daba un tiempo cronometrado (todavía guardo ese reloj, ya no funciona)… era ese tiempo o los cinco primeros que lograran encontrar la salida.

A los incompetentes que no lograban cumplir lo pactado… por el bien de su especie… los sacrificaba encapsulándolos entre dos rastis unidos (los bichos bolitas adentro).. y lanzándolos contra la pared al ser impulsados por el accionar de una ballesta de juguete (De juguete pero potenciada por un invento técnico del mismísimo mini Mengele ((yo)), quien previamente le había ensamblado al arco una hoja de sierra para metal)

Ahora… a los que lograban salir los pintaba con un marcador lila y los regresaba a la naturaleza de su hogar.. para que descansaran orgullosos, debajo de los ladrillos.

Al día siguiente me levanté y al recordar que debía continuar con el experimento, salí a buscar más bichos bolitas…


Los bichos bolitas lilas estaban muertos… fin del experimento.


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pd: Recordé esto después de que Ariel me comentara algo sobre la película “El Planeta Salvaje” (dejo el link de la primer parte (son 9 creo) en el primer comentario)

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