miércoles, 2 de octubre de 2013

La verdadera Dueña


1987… después de tantos cambios de domicilio, entre departamentos y casas de barrio… por primera vez vivíamos en casa propia… bueno… casa propia es una forma de decir… porque la verdadera dueña del territorio era la Susana Giménez, una gata negra gigante (para  mí era gigante) y de muy pocas pulgas.

Ya había demostrado su dominio territorial la primer noche que dormimos ahí. Cuando mi papá hacía el asado inagural en el patio (parrilla sobre el piso de tierra)… al primer descuido la descubrimos arrastrando una tira de chorizos completa (los llevaba arrastrando en etapas para no quemarse tanto)
Otro momento donde demostró su autoridad fue este.

Mi hermano jugando con los autitos a las carreras de fórmula uno en el mismo patio… gritaba haciendo el sonido de los autos (bastante pica-pica sesos)

-:“Bruaaaaaaaaammmm   (cambio de marcha)         Broooooooom          (otra marcha (Bruaaaaaaaaaaammmmmm)”

Así estaba en esa carrera tan ruidosa y sin sentido en la que seguramente ganaría su auto preferido hasta que se escuchó este sonido.

-"Jhhhhhhhhhhhh!"

Al instante mi hermano llorando a los gritos, mi mamá corriendo para ver qué le pasaba y al darse cuenta llevarlo a limpiarse la herida con meteolate o algo así.
Todo eso mientras la gata volvía muy tranquila a recostarse donde estaba reposando previamente al hecho consumado.


Ese día Susana Giménez me cayó bien… no tanto otras veces en las que la ligué yo.

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